Son muchas las personas que eligen viajar en furgoneta por la libertad de movimiento y autonomía que ofrece. Cuando formas una familia ya teniendo furgoneta, te reorganizas y sigues disfrutándola. También se da quien adquiere la furgo cuando ya tienes niñxs. Todo vale cuando lo que quieres es salir y llevar tu casa contigo. ¿Cómo es esta experiencia de cambio constante para adaptarse a las necesidades en cada etapa de lxs niñxs cuando viajando en una furgo? ¿Cómo nos las apañamos las familias viajando es ese espacio tan pequeño? ¿Es necesario esperar a que sean un poco grandes o mejor cuando son bebés? En este artículo 9 familias furgoneteras y blogueras nos cuentan un pedacito de esta experiencia. Cada una ha contado libremente lo que le ha apetecido para expresar estos retos y secretos, sólo hemos hecho una pregunta: ¿Qué es lo más extraño que ha aparecido al quitar la sillita de lxs niñxs?

Un Mundo para 3

Dos palabras resumen nuestra experiencia; libertad y comodidad. En solitario, en pareja, con amigos, pero sobre todo, en familia.

Desde que compramos la furgo o mejor dicho, nuestra “casita con ruedas” como la bautizó nuestro hijo, cambió nuestra filosofía de vida viajera. Nuestro mayor reto furgonetero fue recorrer Europa durante 90 días seguidos. Miles de kilómetros por países tan alucinantes como Francia, Alemania, Italia, Austria, Eslovenia, Eslovaquia, Hungría, República Checa, además de, las islas Canarias o Península, Os paso un enlace del blog donde encontrareis más info sobre esta increíble experiencia, Europa en Furgo.

 Nadie ha dicho que viajar con niños sea fácil, pero si es verdad, que hacerlo con la cama y la cocina a cuestas te facilita mucho la labor. Paras cuando quieres o donde quieres y comes y duermes cuando lo necesitas.

 En nuestro caso, con un hijo celiaco las ventajas se multiplican al 100%. Con estos “5 menús furgoneteros” comparto algunos truquillos gastronómicos que podéis cocinar sin problema dentro de la furgo.

 No quería despedir esta aportación sin una nota de humor…

 Seguro que muchos estaréis pensando y pocos os atrevéis a preguntar, que pasa con la vida intima de la pareja durante unas vacaciones en furgo, en poco mas de 2 metros cuadrados y con un niño a bordo… Ay pillines!!! pues pinchad aquí y veréis como lo gestionamos nosotros. Ya veis, en los viajes como en la vida, el que quiere puede y todo lo demás, son excusas.

Espero que este, mi granito de arena, haya servido para terminar de convenceros de que… !Viajar en Furgo y en familia mola y mucho!

Mamá Peloti

La verdad es que nadie dijo que fuese fácil viajar en furgoneta con niñ@s, pero a nosotros nos compensa y mucho. Siempre lo hemos tenido claro, cuando tuviéramos hijos seguiríamos viajando en furgoneta y así lo hemos hecho.  Los “pelotis” tienen 8 y 6 años  y no conocen otra forma de viajar. Está claro que viajar con niñ@s conlleva tomarse el viaje con otra filosofía:

Hay que hacer más paradas durante el trayecto (es bueno aprovechar sus siestas para alargar el viaje), hay que intentar buscar destinos o planes que atraigan a los enanos o compensar un día de “adultos” con otro día de “peques”. Y para nosotros cuando eran bebés, fue una de las mejores épocas para viajar; al ser lactantes la comida no había que prepararla jijijij, dormían mucho y… sólo había que cambiarles el pañal.

Nuestros  “imprescindibles” a la hora de viajar con niños son los siguientes:

• Mei Tai y fular: son pañuelos de porteo. Los hemos usado desde el nacimiento hasta los 6 años. Nunca hemos llevado la silla de paseo en la furgo.
• El tema de los juegos es importante: llevar una bolsa de fácil acceso para l@s niñ@s donde se puedan guardar juegos de viaje de destreza, lógica, alguna caja de preguntas, etc.
• La música y los dvds para ver pelis también son una muy buena opción.

 Y lo más importante: tener paciencia y creatividad para poder entretenerles.

Viajar con niñ@s en furgoneta significa pasar de la alegría a la tristeza, del enfado al cansancio en cuestión de segundos; pero los valores y el aprendizaje que les aporta o mejor dicho, que nos aporta, son brutales. Una de las cosas que más valoramos es poder  conocer a familias de todo el mundo

Lo más inesperado que hemos encontrado al quitar la silla de los niños… han sido pinturas y restos de comida!

Viajando en Furgo

Hace 10 años decidimos poner una furgo camper en nuestras vidas. Teniendo dos niñas de 5 y 2 años pensamos que sería la mejor manera de viajar con ellas… y así ha sido. Llevamos 10 años disfrutando de los viajes en furgo a tope, con la libertad que te da viajar así.

 Viajar con las niñas siempre nos ha resultado fácil. Desde el primer momento las niñas se han adaptado genial a la furgo. No sé si será que desde que han nacido no hemos parado de hacer kilómetros pero nunca se han quejado a la hora de viajar. Además, para ellas era su casita de juguete.

 Nuestra furgo no es grande, por ello hemos cambiado muchas veces de estrategia para acoplar todo, a modo tetris. Y ahora que las niñas son más mayores mucha gente nos pregunta si vamos a cambiar de furgo, a una más grande. Y la verdad… ¡estamos tan a gusto con ella! Sí, ellas ocupan más, pero ya sabemos lo que tenemos que hacer cada uno en cada momento. Todo es cuestión de organizarse. Al menos ahora no corremos el riesgo de que se nos caiga una niña de la cama de arriba, que no sería la primera vez.

 Nuestros viajes siempre han sido planteados pensando en toda la familia. Si pasábamos la mañana haciendo una ruta andando o visitando una ciudad, las tardes las pasábamos en el parque o tirando piedras al río.

 Ahora que las niñas son más mayores el gran reto es evitar que piensen que viajar con sus padres es un rollo y prefieran otras cosas. Por eso el viaje tiene que ser atractivo para ellas y que no tengan la sensación de que se van a aburrir. Esperamos que sigan queriendo viajar con nosotros muchos años.

Sobre que hay debajo de las sillas de las niñas siempre ha sido una intriga. Te podías encontrar de todo, desde comida de todo tipo, horquillas y gomas del pelo de todas las formas o colores. Pero lo más curioso eran esas manchas imposible en la tapicería del asiento, que aparecían como por arte de magia y que su procedencia era un misterio

Furgobidaiak

¡Hola familias viajeras! No llegamos hasta este espacio para contaros una crianza sencilla en la que todo se solventa con dosis de paciencia. Nuestro hijo nació con una enfermedad rara, que le afecta en gran medida a la movilidad, así que nuestros ritmos a la hora de viajar han ido marcados por grandes dificultades y mayores superaciones. Para entender nuestra historia familiar hay que situarse en un escenario muy viajero, en el que cambiamos mochila por furgoneta. Después de viajar a países tan interesantes como Egipto, Turquía o Costa Rica  llegó el embarazo y enseguida nuestro precioso hijo Eneko. Ningún niño trae manual bajo el brazo, pero el nuestro no traía ni el de serie; desde un principio, tuvimos que convertirnos en padres-madres intrépidos. Cuando era tan solo un bebé de dos meses,  comenzó a viajar con nosotros en furgo y nos encantaría deciros que fuimos unos padres porteadores, pero el tono muscular de nuestro pequeño no nos lo permitía, así que tuvimos que tirar de carrito en los lugares más inimaginables. Cambiamos nuestro super carro, regalo de los abuelos, por uno de lo más sencillo para poder llevarlo plegado en la furgo. Además, nuestro hijo siempre ha sido un niño muy grande, así que creció a pasos agigantados y para nuestra alegría comenzó a mejorar el tono. Pero para entonces ninguna mochila porteadora era capaz de soportar su peso. Así que pasó el tiempo y nos plantamos en los 3 años viajando, con carro y sin saber si nuestro retoño caminaría algún día. Por suerte, tuvimos un final felíz, porque a los 3 años y medio comenzó a caminar y nos despedimos del dichoso carrito de una vez y para siempre. Seguimos teniendo dificultades para realizar grandes caminatas, pero somos grandes luchadores, inconformistas, osados y dotados de un nivel de resiliencia insospechado. Viajar en furgoneta camper con nuestro hijo  nos da la vida. Sabemos que el mundo está ahí fuera y nuestro hijo no se lo puede perder.

Always with Kids

Somos de escapadas en furgo de fin de semana y algunos viajes largos al año. Casi siempre el objetivo es ir a escalar e ir de excursión, y esto nos ha hecho visitar lugares poco turísticos de otros países. Nuestros peques se acostumbraron desde bebés a viajar en furgo y ahora les encanta (a ver cuando llegue la adolescencia cómo lo gestionamos). Cuando tenemos que hacer muchos kilómetros intentamos hacerlos por la tarde-noche porque así aguantan mucho más, y si toca viajar de día: la música, los juegos, alguna peli en la tablet, algo de comida y agua a mano son indispensables. Antes de un largo viaje siempre nos agobiamos haciendo listas para no dejarnos nada pero tras la primera semana de viaje te das cuenta que no necesitas demasiadas cosas, de hecho necesitas casi lo mismo que para un fin de semana 🙂
El consejo estrella si viajas con niños es que no hay que planificar demasiado el viaje, sino dejarse llevar, adaptarse a su ritmo y sobretodo estar abierto a cambios. Aunque también es un buen momento para empezar a enseñarles a tomar decisiones en grupo, respetando a todos los miembros de la familia. Viajar en furgo significa además que el espacio es pequeño: hay que ser ordenado y esto a los peques les cuesta. 
Como anécdota os contaremos lo que nos pasó el último verano: preparando la furgo para el viaje se nos coló un grillo en la furgo. El pobre animal estuvo diez días viajando con nosotros, cuando abríamos la cama (en el techo abatible) para ir a dormir empezaba a cantar… ¡toda la noche! Y por la mañana otra vez silencio. Por más que lo buscábamos no lo encontrábamos. Y así durante diez noches. Finalmente una noche lo encontramos y lo dejamos libre en plenos Alpes italianos. Y a los niños les dió pena despedirse de él, después de tantos días hasta le habían puesto nombre: “Cotorra”.

El Mundo con Peques

Llevábamos toda la vida viajando, desde adolescentes prácticamente. Porque viajar no consiste en irse al otro lado del mundo. Consiste en coger la mochila al hombro, la maleta, lo poco que necesitas y salir al mundo con los ojos abiertos. Y en esas estábamos cuando la familia creció una vez y luego otra y la ma/paternidad llegó a nuestra vida. Y todo cambió, pero nada cambió. Porque pasamos a ser 3 y luego 4 pero no dejamos de viajar. Nuestros locos bajitos con la sonrisa en los labios, aprendieron que los viajes son el mejor tiempo compartido, los momentos en los que más caso les hacemos porque no hay horarios laborales, las carreras por llegar a los sitios desaparecen y volvemos a mirarnos a los ojos y a sonreír.

Cada etapa que hemos superado nos ha exigido una adaptación continua. Mientras eran bebes nos adaptamos a que parte del espacio eran pañales y mucha ropa. Los tiempos de viaje se multiplicaban porque las paradas eran más habituales y los destinos menos intensos en actividades y más en paseos y slow travel.

Los peques crecen y comenzamos a introducir en el viaje actividades motivantes para ellos a la vez que el componente cultural entra sin darse cuenta. Las historias que rodean al lugar que visitamos, las leyendas y misterios que dibujamos para ellos, un pasaporte lúdico con pegatinas molonas que les hace viajar más atentos. Todo vale para que su motivación salga de dentro y asuman los viajes como grandes descubrimientos.

Y llegamos a la etapa actual, donde la adolescencia comienza a llegar a nuestra puerta pero dónde las ganas de bajarse no han llegado. Comienzan a aparecer las solicitudes para viajar a un destino concreto, más ligado a los gustos y los movimientos sociales que le rodean.  Las actividades más intensas son las más divertidas, pero en el fondo… viajar sigue teniendo la misma esencia para ella y lo que más nos demanda es el tiempo compartido, los juegos de mesa, las historias, las largas conversaciones en la subida a la cima. Algo estamos haciendo bien!!

Viajar con niños es una gran aventura, nunca un motivo para dejar de viajar.  Te subes al carro?

Cuidado!! el tiempo pasa y es posible que años después y cuando menos te lo esperes… un chupete añejo aparezca en el sitio más recóndito de tu furgo para recordarte que los peques… ya no son tan peques!.

CamperVan de Ruta

¿Viajar con niños? ¿En furgoneta? ¿Y dónde iréis? Nos hemos vuelto locos porque está claro que una vez que se tienen hijos no se puede viajar de la misma forma que lo hacíamos al estar solos, al menos eso es lo que he escuchado ya demasiadas veces. Hay gente que asume que cuando se tienen hijos tu forma de viajar debe cambiar y las razones son infinitas.  

Sabemos que los viajes con niños suponen un reto, pero nosotros tenemos un montón de razones para viajar en familia: es un momento perfecto para disfrutar juntos del tiempo libre, para los niños es un aprendizaje continúo que aprovechamos en cualquier ocasión, nos hace conocer nuevos lugares y nuevas culturas y así un montón de razones más.

Los mayores retos a los que nos hemos enfrentado en nuestros viajes con Nuria han sido diferentes según la edad. Cuando era un bebé lo más importante era saber qué cosas teníamos que llevar y qué cosas podíamos dejar en casa porque el espacio es limitado y los bebés necesitan muchos accesorios. 

A medida que iba creciendo los retos cambiaban porque había que inventar formas de entretenerla durante el viaje y también durante las rutas. Contarle historias o cantar siempre fue un buen recurso. Ahora hemos añadido al repertorio el pasaporte lúdico que es una gran idea para motivarles durante los viajes. 

Es cierto que la planificación de un viaje es diferente si se hace solo, o en pareja o en familia. Planificaremos nuestro recorrido en función de las necesidades y gustos de todos. Si viajamos con peques podemos incluir en nuestro viaje la visita a algún parque temático o algún castillo impresionante o cualquier otra cosa que pueda interesarles y mantenerles motivados.   

Viajar con niños en furgo es diferente pero a nosotros nos encanta y aunque no todo son risas y momentos divertidos no lo cambiaríamos por nada. 

 Lo más inesperado que he encontrado al mover la silla es un mezcla de galletas de chocolate con babas y en un rincón recóndito de la furgo algún que otro calcetín sucio JAJAJA 

Furgo y Porteo

Nunca antes habíamos ido de camping ni nada parecido, eso sí, nos encantaba viajar y todos nuestros ahorros iban siempre a descubrir nuevos destinos, sobretodo africanos.

Con la llegada de nuestro bebé, tuvimos que replantearnos nuestra forma de viajar para adaptarla al nuevo miembro de la familia. Y fue entonces cuando nos decidimos por probar eso de viajar en furgo.

Ahora mismo se ha convertido en una parte esencial de nuestras vidas, la mayoría de fines de semana los pasamos en contacto con la naturaleza. Vivir en Barcelona tiene sus ventajas, pero también sus inconvenientes, y huir con la furgo a la montaña nos carga las pilas para toda la semana. Pasamos tiempo juntos, haciendo algo que nos gusta y en entornos privilegiados ¿qué más se puede pedir?

Nuestro mayor secreto es haber empezado pronto. Para él ir en furgo es algo normal, habitual, sabe que los viernes nos vamos, forma parte de su rutina. Es como andar, si desde que empieza a ponerse de pie, le facilitas que ande por el monte, con 5 años será capaz de recorrer rutas que ya quisieran muchos adultos…

Una de las grandes ventajas de nuestra furgo actual es que viajamos los 3 (los 4 con Lüa ) delante, lo que nos permite un contacto directo que facilita mucho los viajes largos. Poder conversar sobre el paisaje, cantar, cogerme la mano para dormirse… hacen que podamos hacer tiradas muy largas de kilómetros.

Y tanto si se viaja con peques como sino, viajar en furgo supone libertad, elegir destino en el último minuto, cambiarlo si la meteorología no acompaña, dormir con cielos increíbles, ver salir y esconderse el sol, cocinar tus platos favoritos, no depender de horarios ni reservas…

Así que desde @furgoyporteo sólo nos queda animaros a probarlo a aquellos que aún no lo habéis hecho, pero cuidado ¡que engancha!

Ligrones en Ruta

Cuando nació Roberto hacía 2 años que teníamos la furgo y nunca pensamos que ya no podríamos seguir viajando en furgo, lo hicimos igualmente. Desde que era recién nacido nos íbamos algún fin de semana de escapada. Al principio compramos un capazo para que durmiera en él, pero la realidad es que como buenos ligrones, somos de dormir en manada, juntitos, así que dormíamos los tres, David, Roberto y yo en la cama de debajo de la vwt4. Pero alrededor de los 8 meses o así, aquel bebé ya era más grande, se movía más y comenzó aquello a ser insostenible… y David pasó a dormir en la cama de arriba, ja,ja,ja. Cuando llegó Greta, comenzamos durmiendo los niños y yo abajo y David arriba, y más o menos cuando Roberto cumplió 5 años, comenzó a subirse con David arriba, aunque cada vez que puede se cuela con nosotras.
Lo que más suele preocupar de viajar en furgo con niños es el espacio y la intendencia. Sí, el espacio es el que es y es bueno que cada cosa tenga su sitio, por lo menos al empezar un viaje, ja,ja, a la vuelta todo se admite, ya cuando lleguemos a casa… Hay que llevar lo justo y para esto no hay secreto, cada familia encuentra su equilibrio, lxs niñxs querrán llevar todos los juguetes, pero se olvidarán la mitad y aquí hay aprendizaje para todxs.

A nuestro parecer lo más importante es que en el viaje disfruten todos. Hacemos máx 200-300 km en un día y si es posible mínimo dos días en un sitio, y los sitios que tengan interés para los peques, aunque simplemente con estar en la naturaleza suele ser suficiente!

Y algo a sumir para la tranquilidad mental: la tierra va a entrar, el barro también… el nivel de limpieza de la furgo nuca va a ser el que tenias antes, baja ese listón desde el principio y serás más feliz!

Debajo las sillas de los niños ha aparecido de todo, pero lo peor siempre es la fruta mordisqueada momificada ,ja,ja,ja,

Si has leído hasta aquí, entonces estas 8 familias te han hecho sentir algo o te sientes identificadx con alguna o todas ellas. Entonces qué, ¿estáis listos para viajar en furgo con niños? ¿Quieres contarnos en comentarios lo que ha supuesto un reto para ti al viajar en furgo con niños? o ¿qué ha sido lo más inesperado, extraño que encontraste al quitar la sillita de lxs niñxs?