Portear para mi fue como un reflejo instintivo, necesario. Una herramienta que se antojaba nueva, moderna, “estos nuevos hippies” escuchaba, pero a la vez era algo que cuando leía información, realmente estaba despertando algo, llamando a la memoria ancestral de generaciones de mujeres porteadoras, mandándome ese mensaje mediante sensaciones de: “está bien, sigue tu instinto”.
Edito ya, misma fecha, porque mi madre me pregunta que entonces ellos qué eran ¿hippies antiguos? Mis padres nos portearon a mi hermana y a mí. “Ustedes eran muy modernos para la época”, le dije yo ,ja,ja. Y para muestra una foto. Mi padre conmigo enrollada en una manta, cual fular de sarga cruzada, bajando el valle de Ordesa en el Pirineo Aragonés, allá por el 1982.
Según como sea tu bebé, pasarás más horas o menos con él encima. Con el mayor pasé muchas horas, muchísimas, por casa, caminando los pasillos una y otra vez, de día, de noche, en la calle. Pegaditos y en movimiento se calmaba. Sin embargo, la pequeña nada que ver. La porteaba, sí, pero podía dejarla a mi lado en el sofá y se dormía. ¡Oh! ¿en serio? estos niños existen?¿no son mito? ,ja,ja.
Ha sido algo básico, parte de esta primera etapa de la crianza. Sostener, llevar, cargar, con la posibilidad de tener los brazos libres, que se necesitan para muchas cosas.
Siempre un portabebés amarrado a la cintura o en el coche o en la mochila o en la maleta, según han ido creciendo. Hasta que este ultimo año 2020, en México, el portabebés no salió de la maleta. Llegó el fin de esta etapa y con ella, las ganas de este post de reflexión e información para compartir contigo.
En este post encontrarás enlaces de afiliación, si tienes dudas sobre ellos o quieres saber exactamente qué son, puedes leer nuestra página de Ética del blog.
1. Nuestra experiencia y portabebés usados
El porteo ha estado presente en nuestro maternaje desde el minuto cero. Yo tenía preparado aquel fular azul de Boba Wrap dobladito en casa antes de que naciera Roberto y con él salimos juntos y pegaditos del hospital. Fue el comienzo de una historia, ligada a una herramienta: el portabebés, que duraría 7 años y que pasaría por muchos tipos de portabebés diferentes.
El fular elástico fue el que elegí al principio, después de ver muchísimos videos, ya que podía anudarlo y meter y sacar al bebé sin tener que atar y desatar la tela. Hacía prácticas en casa cuando todavía estaba con la barriga, de atármelo, poner una almohada e imaginar como sería con un bebé. Una vez nacido Roberto, ese fular era mi complemento diario, esa tela a mi alrededor con una personita pequeña dentro. Ese espacio ahí dentro era donde mejor estaba. Así que compré otro para tener de recambio ya que al final del uso diario, entre sudor y manchas era algo que mi nueva vida pedía a gritos. Más adelante tendría uno más para cuando nació Greta.
Pronto, descubriríamos las mochilas, y claro, quise una. Se veía más práctica. La bajas y sacas al niño, lo subes y te abrochas la mochila, y mientras te la podías dejar atada en la cintura. Así compramos aquella Manduca de color verde que nos acompañaría un total de casi 4 años, hasta que se le quedó pequeña a Greta.
Lo que en aquel momento no sabíamos, con Roberto bastante pequeñito, es que en las mochilas con panel rígido, si las corvas no les llegan a los extremos del panel, no son las más adecuadas ni usando el reductor que traen. Comenzamos a adentrarnos en el mundo del porteo ergonómico. Aparecimos así, en un taller de porteo que daba Rebeca Guerra, en aquel momento en Vacanguro, Tenerife, ahora la puedes encontrar en Bebé Astronauta, asesorando sobre sistemas de retención acontramarcha, ubicada en Huelva. Todo vino porque compramos una bandolera de anillas y por mucho vídeo que miraba, no era capaz de ajustarla bien. La bandolera es útil, una vez la manejas, para bebés que quieren estar arriba y abajo y también se recomienda para amamantar, aunque yo pude amamantar perfectamente en el resto de portabebés.
Después de aquel taller y con todos los portabebés que teníamos, casi que nos volvimos expertos, mami y papi porteadores, ja, ja. Creo que de ese taller me llevé también mi primer fular tejido, era el fular que si sabías anudarte a las espalda, ya eras “pro” del porteo auténtica.
También tuvimos una bandolera ligera de rejilla, la Kantan Net, que para ir a la playa o en momentos puntuales era muy útil y en una época, sobre todo con Greta que durante un tiempo no quiso saber nada del portabebés, pero si de ir en brazos y esta bandolera te descargaba el peso del brazo y lo repartía en la espalda. Aunque es para bebés que ya se aguantan sentados porque no tiene sujeción que cubra toda la espalda.
Cuando el panel de la mochila se le fue quedando pequeño, alrededor de los 18 meses, primero a Roberto y luego a Greta, es decir, la corva quedaba bastante alejada del panel, haciendo que el ángulo de las piernas y el culito con las rodillas ya no formaba una M, la posición de ranita, sino que las rodillas empiezan a caer, quedando el culo por encima de ellas…. ¡¡Es hora de pasar a la toddler!! Sí, hay mochilas más grandes!! Aunque si tienes un fular tejido, estos también pueden usarse para cualquier tamaño de persona y bien colocados serán siempre ergonómicos. Lo fulares elásticos, sin embargo, a partir de un peso, alrededor de 8 kilos, dejan de ser cómodos para el porteador, porque al ser elásticos el niño como que rebota cuando caminas y lo tienes que apretar tanto que al final se te clava el niño y el fular.
Nacida Greta, y una vez pudimos usar la Manduca, la mochila ergonómica, nuestros portabebés por excelencia fueron esta mochila y la Tula Toddler. Cuando a Greta se le quedó pequeña la Manduca, entonces fueron dos Tulas Toddler. Ya no eran la mochila de Roberto o la de Greta, ahora eran las mochilas de David y Carla, cada uno teníamos la nuestra ajustada a nuestra medida y los que cambiaban eran los niños. Así, hasta este año, 2020. Siete años de porteo a nuestras espaldas y nuestros corazones.
Como en nuestro recorrido, al querer adoptar una vida nómada vendimos todo lo que nos sobraba, también nos deshicimos de los portabebés que ya no usábamos. Pero fue solo hace unas semanas, cuando decidimos que ya no necesitábamos las Tulas, después de medio año sin usarlas, cuando los niños tiene ya 5 y 7 años de edad. Una sensación me indicó que no quería venderlas. Buscaría a alguien cercano que las necesitara y las regalaríamos. No podía poner un precio en euros porque nada alcanzaría el valor que encierran estas mochilas. Este año cerramos varias etapas en nuestra crianza. Fin de la lactancia, 7 años de lactancia, 5 en tándem, puedes leer sobre esto aquí, fin del porteo y también tenemos un cambio en sus demandas a nivel crianza y educación. Así, soltar estas mochilas era como la parte física, tangible o material, de muchas emociones. Y estas mochilas vuelan ahora hacia dos familias, también nómadas, que son puro amor ¡y las usarán a tope también! Esperaré foto y la añadiré a este post. Aquí esta nuestra foto de despedida.
2. Portear, vivir, viajar
El porteo nos ha permitido siempre movernos con ligereza, en la ciudad, en el monte, en cualquier tipo viaje. Que quiere caminar, al suelo, que quiere brazos, a la mochila. En viaje tienes que encontrar la combinación perfecta para moverte y esta irá variando según la edad de los niños, si caminan, si no caminan, si hay que cargarlos, si no, si llevan su propia mochila o si la llevan, pero la acabas añadiendo a tu equipaje… todas esas cosas.
También hay que tener en cuenta el tipo de viaje o lugar al que vas a ir y el terreno por el que te vas a mover. ¿Merece la pena llevar un carrito? Todo depende. Nosotros nunca experimentamos la necesidad de tener un carrito, salvo cuando ya Roberto contaba con 4 años, Greta 2 y estuvimos unos días pateando Zaragoza. Pues ya con ese peso y tanto caminar, llegué a la negociación con Greta de que no la podía llevar delante tenía que ser detrás, porque si no me dolían los riñones, pero claro ella quería delante para tomar teta. Tuvimos un carro super plegable y también por aquel entonces habíamos comprado el remolque de bici que también era carrito doble y fue una experiencia bastante cómoda, te los describo más abajo. Sin embargo, un año después en Tailandia solo llevábamos las mochilas y caminamos mucho y con mucho calor, pero ya con más intervalos de caminar y portear. Como digo, no solo cada lugar sino cada etapa de los peques, y el número de peques que tengas, va a condicionar la combinación perfecta para ti en cada momento, porque va cambiando y lo mejor es saber adaptarse.
Al tren, viajando solo con la Manduca, Zaragoza, 2013
Tula toddler y Manduca. Gran Canaria, 2014
Tula toddler y remolque de bici/carro doble, 2017
2 tulas Toddler, Tailandia 2018.
En nuestro último viaje a México, nos arriesgamos a llevar solo una mochila. Era arriesgado porque normalmente a estas alturas de nuestra etapa de crianza, cuando Greta pedía mochila, Rober también, pero esta vez decidimos que bueno, si había que cargarlo un poco lo cogemos en brazos y listo. Por ello, preparamos el equipaje acorde con nuestro momento y con idea de no facturar. Así, preparamos 4 maletas tamaño cabina, dos de ellas con ruedas y las otras mochila, así las mochila iban enganchadas cada una a una de las maletas con ruedas y cada uno de los adultos podía llevar un conjunto de dos maletas. Los niños irían caminando o en la espalda si fuera necesario. Como sabes, en viaje y con niños, la estrategia de qué y cómo lleva cada uno hay que pensarla bien. Cada viaje en cada momento será diferente, lo bueno es conocer las opciones.
1 Tula Toddler que no salió de la maleta, México 2020.
La conclusión sobre el porteo es que te facilita mucho la vida y los movimientos. Para entrar, para salir de sitios. Aporta muchísima seguridad al bebé en cualquier lugar y entorno. Ahí está protegido y a salvo. Puedes leer sobre porteo ergonómico y sus beneficios aquí.
3. Tipos de portabebés
MOCHILAS
-Baby
Se pueden usar desde el nacimiento hasta los 20 kg del niño; el peso se reparte entre los hombros y la cadera del adulto. En general, se pueden colocar delante, en la espalda, y a la cadera. Son muy prácticas de usar, ya que se ponen y quitan con facilidad. En general no pueden usarse con niños recién nacidos, pero ahora hay marcas nuevas como la Buzzidil, con panel regulable y suave.
-Toddler
Se puede usar desde que al niños le lleguen las corvas al panel y hasta que quieras portearlo. Se puede usar delante y detrás.
-Mei Tai
La versión oriental de la mochila es el Mei-tai, un rectángulo de tela con cuatro tiras, dos de ellas se anudan a la cintura y las otras se ajustan a los hombros. Nosotros nunca tuvimos Mei Tai, pero si tuvimos una Meichila en la que el panel era evolutivo, es decir, se podía ir ajustando según el tamaño del bebé. La cintura se abrocha como una mochila y las tiras como las del Mei Tai, dos telas largas que se cruzan en la espalda y las anudas delante, debajo del culo del bebé.
FULARES
– Fular Elástico
Consiste en un trozo de tela que se puede anudar de varias formas, con lo que permite muchas posiciones que además, podemos ir adaptando al crecimiento del bebé. Es el modelo más versátil y barato, y el que mejor se acopla al cuerpo del pequeño. Además puedes sacar y meter al bebé sin deshacer el nudo. Presenta la desventaja de que hay que tener cierta práctica para saber usarlo y hacer bien los nudos, aunque hoy en día hay mucha información disponible en Internet y es posible incluso asistir a talleres.
– Fular tejido
Es también un trozo de tela que se puede anudar de varias formas. Al ser tela no elástica, permite ajustar mejor al bebé y es más cómodo ya que al caminar no va a haber tanto rebote cuando el niño va cogiendo peso. No tiene límite de edad ni peso. La desventaja en este caso es que hay que desatar y atar cada vez que quitas y pones al bebé.
BANDOLERAS
– Bandolera de anillas
Se trata de una tela larga cuyos extremos se unen mediante unas anillas, lo que permite ajustarla bien. El peso se reparte por la espalda y un sólo hombro, lo que en el caso de niños mayores no resulta siempre cómodo. Es un portabebés muy recomendado para la lactancia, ya que se puede colocar al bebé tumbado, aunque no está aconsejado transportarlo en esa posición.
– Bandolera de rejilla
Es una bandolera ideal para ir a la playa, para cuando hace calor y para cuando los niños quieren moverse y también como portabebés ligero, para usar en cualquier lugar. Lo usamos bastante porque además no ocupa nada para llevarlo en el bolso.
4. Accesorios
Como para todo, siempre están los accesorios, algunos más útiles que otros según el uso. Lo fácil es comprar, pero en casi todos los casos te lo puedes fabricar.
– Protectores tirantes mochila
Para nosotros fueron muy útiles. Nos evitó el estar lavando la mochila más de la cuenta. Lo comprobarás cuando empieces a ver los surcos de babas alrededor del tirante, je, je, je.
– Cobertor para el frío y la lluvia
Siendo una familia que pasa mucho tiempo en la naturaleza, este accesorio fue un básico. Lo usamos un montón. El enlace que te dejo es de Ergobaby. El que nosotros compramos fue una marca que no recuerdo que tenía separado abrigo de chubasquero para poder usarlo de manera independiente. Luego lo tuneamos poniendo corchetes de presión para poder mantenerlo fijo y que no se nos descolocara, pero ya vienen muy modernos.
– Abrigo para portear
Desde mi experiencia son útiles y prácticos para bebés pequeños y que llevas delante. Una vez en la espalda, tiene que merecerte mucho la pena, pero para mi se complica la cosa y es más práctico el cobertor. Estos abrigos cada vez hay más y muy bonitos. Depende de donde vivas, te será más o menos útil o necesitarás suéter o abrigo.
En internet hay patrones muy sencillos para transformar polares en polares-cobertor. Eso fue lo que hicimos nosotros! El abrigo de la otra foto, lo compró mi hermana y aquel día me lo prestó. El de la siguiente foto es el que hicimos nosotros.
5. Carritos
¿Carrito? ¿No hablabamos de porteo? Así es, porteo como parte de nuestra crianza y cuando no hay brazos o en algunas ocasiones, el carrito también ha formado parte de nuestras vidas, aunque muy poquito. Como siempre no demonizamos nada, cada familia, cada circunstancia es diferente y lo mejor es tener la información para poder elegir. En nuestro caso buscamos un carrito muy compacto para poder llevarlo en la cabina del avión.
– Babyzen de YOYO
Este carrito fue el que compramos. Cumplía nuestro filtro de súper plegable que entraba en la cabina del avión y respaldo suficientemente alto para Roberto en aquel momento. Es cierto que es muy caro, pero teniendo en cuenta que nunca habíamos comprado nada así nuevo y tan caro para los niños, en este caso nos liamos la manta a la cabeza.
– Remolque de bici y carro doble Qeridoo Sportrex2
En uno de nuestros viajes, caminamos mucho mucho, con dos niños de más de 10 kilos. Entonces descubrimos el remolque de bici que también era carrito doble. Buscamos el más plegable y el que tuviera amortiguación, pensando en el confort de los niños. Vimos mil videos y al final nos decidimos por este. De nuevo, bastante más caro que los que veíamos por ahí de 100€, pero con amortiguación en las ruedas y además las ruedas se quitan, las guardas dentro, el carrito entero se pliega y pudimos llegar con él hasta la puerta del avión, allí ya lo bajaron a la bodega. Además de poder ir en bici los 4.
Aquí te dejamo el video que grabamos, cuando compramos el remolque para enseñarlo y explicar cómo era.
6. Segundo uso para tu fular favorito
Cuando Greta iba a nacer, no necesitábamos ningún portabebés más, eso estaba claro. Pero vi uno que me enamoró. Una vez terminada la época de fular elástico, no quería venderlo, ni regalarlo, quería ¡transformarlo! Así que le encargué a mi amiga Jessica de Nenuskiss un pequeño gran favorcillo. De esa manera transformé aquel fular precioso en una falda super bonita. Muchas personas se hacen mochilas con los fulares tejidos, o los guardan como telas para sofás o para colgar en la pared, porque es cierto que muchas telas son como obras de arte. ¿Qué harías tú?
7. Portabebés de juguete
Se hacen grandes e imitan todo todito lo que ven. Así se pondrán a amamantar a todos sus muñecos incluidos bebes dinosaurios y querrán portearlos también. Existen portabebés de juguete, pero también puedes usar cualquier pañuelo para atarlo como un fular.
Y hasta aquí nuestra aportación al mundo de la crianza en brazos. Si te pide que le cojas, ya no tienes excusa. Nosotros seguimos cargando, llevando a caballito y abrazando mucho. El contacto, los brazos y el amor son básicos en la crianza y formarán parte de lo que serán esos peques de adultos. Además, la crianza es nuestra forma de cambiar el mundo.
Entonces nosotros que ya por trabajos, que somos? Hipo es de los antiguos? Guau!
Hola Ángela, no entiendo tu comentario.
El diccionario me la juega,
Nosotros que ya hacíamos porteo que éramos, hippies antiguos?