¿Cuándo dejaste de sentir las mariposas en tu estómago? Esa sensación de estar ante el abismo, ante algo que te hace abrir mucho los ojos, cuando no sabes que va a pasar después. La adrenalina antes de saltar en paracaídas, la oxitocina del primer beso. Los últimos pasos antes de llegar a la cumbre de una montaña. La piel de gallina al escuchar música en directo. Desnudarte, bañarte en pelotas, oler un libro nuevo, hacer cualquier cosa por primera vez. ¿Cuándo dejaste de sentir la vida?

Vivimos corriendo, a toda prisa, “vamos apagando fuegos” como dice mi madre (que sabias son las madres). Y los días van pasando. La vida va pasando. Día tras día.

Si te llega la maternidad, o te atreves a buscarla en medio de esta sociedad que no entiende de tiempos vitales, a muchas nos llega también con ella, el sartenazo en la cara. Sí. Todo se para, no queda otra. Gana el instinto de la loba ante el adiestramiento de toda tu vida. Y si escuchas ese instinto más allá de los primeros meses y te atreves a seguirlo….Si consigues mantener esa conexión, entonces ocurre la magia.

Me llamo Carla y soy una mujer polifacética, pero la respuesta que se suele dar y a lo que me he dedicado principalmente los últimos 18 años de mi vida ha sido a hacer la carrera de Física, hacer un master en cristalografía y terminando mi doctorado que me encuentro. Ya casi nunca menciono que estudié música y toco el violonchelo, que lleva años encerrado en su estuche esperando que le vuelva a prestar atención. Esta y mis otras facetas están por ahí enterradas, sacando manos en busca de auxilio para que tiren de ellas y puedan salir a la luz. En medio de mi doctorado decidí ser madre, siempre lo quise y cuando me llegó el instinto así lo hicimos (David y yo, claro), aunque para muchas personas era un momento pésimo en mitad de un doctorado, pero amiga, ¡la vida no espera!

David va conmigo en este camino. Él es una persona que nunca se desconectó y por eso el sistema con él no funcionó. Pero la respuesta que se suele dar y a lo que se ha dedicado los últimos 15 años, es que es técnico electromecánico y sabe de automatización industrial. Puede arreglar todo tipo de cosas, es un manitas, vamos. Un tipo muy útil con el que vivir, porque arregla o inventa soluciones. Le despidieron en Mayo de 2017 y fue uno de los detonantes de nuestro proyecto. Decidimos que no buscaría trabajo, para así ocuparse él de la intendencia de Roberto y Greta y yo darle un empujón a la tesis y acabar ya.

Nuestro plan siempre fue que al acabar mi doctorado nos iríamos los 4 a donde fuera que yo consiguiera un postdoctorado. Sin embargo, mi participación en un proyecto de divulgación de ciencia para niños (El Monstruo curioso), tiró de una de esas manos que el tiempo había sepultado y pedía salir a la luz. Ajá, cambio de planes. Pero también seguíamos con la intención de irnos de Tenerife porque con la furgo, la isla se nos quedaba pequeña, realmente teníamos ganas de vivir en otro lugar, de poder coger la Ligroneta e irnos ¡lejos! Entonces entró en juego el siguiente factor.

Roberto cumple tres años y es hora de entrar al cole. Llega el siguiente sartenazo en la cara. Encontramos que no nos gusta. No es para él, no es para nosotros. Y por casualidades de la vida, no sabemos muy bien todavía cómo, acabamos en una escuela diferente. Algo que no conocíamos pero que cuadraba con nosotros, nos traía a la calma y a la conexión. Y nos encontramos creciendo ALaire, libres. De nuevo esas manos se empiezan a hacer más visibles, llamándome la atención. Desde entonces un sartenazo en la cara detrás de otro, ja, ja, ja. Empezamos a cuestionarnos todo. ¡Todo! Que las cosas se hayan hecho “toda la vida” de una manera, deja de ser una razón válida. A la vez nos empieza a interesar mucho esta otra manera de crecer, de aprender, libre, dejando que las niñas y niños descubran, se escuchen, decidan, sean parte. Y nos surge la necesidad de ver cómo es esta pedagogía cuando son más grandes. ¿Podrá ir a la universidad? Porque claro, nosotras, las personas de la generación perdida, no podemos imaginar una vida sin pasar por la academia, ¿Cómo va a encontrar trabajo?…. como si nosotras tuviéramos la vida resuelta….

Total, que todo se junta y se entremezcla. Y seguimos cuestionando. Cada día Roberto y Greta tienen la posibilidad de elegir, de decidir qué quieren hacer, y ponen todo su empeño y toda su energía en ello. Entonces, y ya que desde que nacen, ves el mundo desde sus ojos, y si estás atenta, si eres capaz de apartar todos los prejuicios aprendidos y heredados, y trasladar esas preguntas y esas opciones a tu persona, desde una mirada nueva y limpia, te preguntas ¿Qué estoy haciendo yo? ¿Estoy haciendo lo que quiero? ¿Qué es lo que ven mis hijos que yo hago? Y al mirarnos desde sus ojos, que todo lo ven, ¡chas! Ocurrió. Cómo una revelación, como un encaje de piezas que llevaban ahí mucho tiempo pero que no se habían visto. Todo cuadra. Nuestras piezas encajaron y nació Ligrones en Ruta.

David sin trabajo. Carla terminando el doctorado. Queremos salir de Tenerife, pero no tenemos destino. Queríamos hacer un viaje largo en furgo. Necesitamos conocer otros proyectos de educación libre. Queremos vivir de otra manera…. ¡¡Tachán!! ¿Te encajaron las piezas? ¿Sentiste mariposas en la barriga? ¿Te gustó? ¡Pues vamos a por ellas! Nada lo impide. Todos los límites te los pones tu misma.

Hoy os contamos nuestro proyecto, que tiene miles de ideas locas, ¿locas? ¡diferentes!, las que transforman cosas, las que se necesitan, y con las que creemos que podemos cambiar la forma, la norma. Porque Nada cambia si no cambiamos nada. Creemos que otra forma de vivir es posible, con una educación que respete los tiempos y escuche las motivaciones de cada individuo, con una conciliación real donde familia, trabajo y disfrute vital se encuentren, pasar más tiempo en la naturaleza, la que nos lleva de vuelta a nosotros, a escucharnos y respetarnos. Recuperar el concepto de tribu, creando redes afectivas y colaborativas allí donde vamos. Además, apostamos por reparar y reutilizar en lugar de tirar y comprar, valorando el uso e impacto de los materiales en el medio ambiente. Un viaje que es un proyecto familiar para hacer una búsqueda, una reinvención personal y global. Personal sobre qué queremos hacer, cómo y dónde; Global porque ¡ya está ocurriendo! y queremos participar en ese cambio, inicialmente aprendiendo de las personas y familias que ya están en movimiento de transformación y más adelante…. ¡Cualquier cosa puede ocurrir! Es un proyecto abierto y flexible durante el que buscaremos colaboraciones y compartiremos todo aquello que aprendamos, que nos guste y que nos parezca interesante. Además, estamos trabajando nuestra creatividad para inventar la manera de generar ingresos que nos permitan crear esta vida.

En este momento estamos camperizando una Merceces Sprinter, una furgo un poco más grande que la VWT4 con la que llevamos disfrutando 8 años. Estamos vendiendo todas nuestras cosas, sí, la vwT4 California también la venderemos, ¡ohhh!. En los próximos meses, tras vaciar la casa, abandonaremos la vida “normal” y partiremos para empezar la vida de viaje, en furgo, para visitar, conocer, aprender, investigar y crear nuestra manera de vivir. Para hacer que los días cuenten y dejar de contar los días. Calculamos que a mediados del 2018 saldremos de Tenerife, siguiendo las mariposas, ¡no vayamos a perderlas! ¿Te vienes?

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