La evolución furgo – convoy

Hace 10 años David me dijo:

– ¿Qué te parece si vamos a una quedada de furgonetas?
– ¿Por qué? ¿Para qué quiero ir con más gente que tiene furgos? Yo no quedo con todas las personas que llevan reloj casio,…pero… vale!

Jaja, como véis a veces no veo sentido a las cosas y sin embargo necesito ir a ver cómo son y porqué son, además David tenía muchas ganas. Así que nos montamos en el barco con nuestra furgo recién comprada de tercera mano y nos fuimos a Gran Canaria, a la 3°KDD Canarias Camper.

Fue muy interesante aparecer por allí, éramos ”los nuevos que venían desde Tenerife”. Nada más aparcar se acercaron desde las otras furgos unos cuantos a ver quiénes éramos y a golifiar (como se dice en Canarias husmear) nuestra furgo y los bricos que teníamos hechos. Todavía me acuerdo del aquel sentimiento que me invadió. No esperaba nada de aquel evento y me fui con un montón de amig@s. Gente de todas las edades, en solitario, parejas, familias, había espacio para tod@s! Juegos, jincanas, playita, música, disfraces, una fiesta en toda regla. Llevábamos un ramo de gerberas y el día que nos fuimos dejamos una en cada manecilla de la puerta de las furgos de l@s amigo@s que hicimos. Ese día me bautizaron como la Hippy camper, ya que había otra chica, nuestra amiga Cande, que llevaba el nombre de la Pija Camper porque llevaba un secador de pelo en la furgo…

Así que unos meses más tarde repetimos en la 1° KDD Gomera, yendo en convoy desde Tenerife ya con unas cuantas furgos amigas más. Batucadas, risas, conversaciones y mucho frikeo de furgo, eso no hay que olvidarlo.

Más tarde, después de varias estancias mías en el estranjero y península y de que naciera Roberto y Greta fuimos a otras KDDs en Tenerife. De repente resultó que éramos una familia diferente… que necesitaba una KDD- alternativa….

Necesitábamos una KDD- Alternativa y como con todo lo que queremos y no existe a nuestra medida, la creamos. La emoción me puede en esta vida y creé un logo y todo, bastante friky por cierto (Fijate bien en los detalles y coméntame qué ves). Hicimos una primera KDD, no solo con cartel sino también con actividades chulas para hacer en familia. Pateo por el monte, jincanas donde los equipos siempre eran un peque y un adulto, cuentos bajo las estrellas y por supuesto concurso de tortilla, que en otra fue de empanada y no recuerdo si llegamos a hacer el de postres🤔. Porque a esa primera KDD le siguieron más, ya con temática de las estaciones: la KDD de primavera, la de Verano, Otoño, en realidad solo una excusa.

Lo que quieren las familias que se apuntaban a estas quedadas, igual que nosotros, es compartir ese fin de semana con familias con inquietudes y mentalidad similar en cuanto a la infancia, crianza y el intercambio de momentos. Así, todas venían con ganas, no solo de tener tiempo entre los adultos sino de jugar entre tod@s, niñ@s y grandes, conocernos más y hacer nuev@s amig@s. Taller de percusión para los peques en una ocasión, búsqueda de pistas en otra, la cabaña de pinocha que no falte, barbacoa por favor y la guitarra siempre acompañando. Al anochecer luces de linternas a menos de un metro del suelo corretean fugaces alrededor de las furgos quemando los últimos cartuchos. Observamos las estrellas, nos vamos a dormir. Todas entendemos a la familia de al lado, no hay juicio, hay apoyo. Y al despertar los pequeños ojos se abren rápido y quieren salir a meterse en otra fuego que no sea la suya. Se espían por la venta, se llaman y ya están explorando, mientras los adultos disfrutamos sorprendentemente de un desayuno tranquilo.

Eran fines de semana intensos en los que te ibas con el buen rollo hasta las orejas. La última la organizamos poco antes de salir a vivir viajando en nuestra furgoneta y descubrir la nueva vida furgoneta y a los vanlifers…

Organizar tanto juego y aventura viene de algún lado y esa soy yo, la creadora de ambiente, haciendo la entrada fácil para todos, amable, natural. Mientras hacía la carrera trabajé varios años en el Museo de la Ciencia haciendo cumpleaños para niños y acampadas para preadolescentes. Fue mi primer contacto oficial con esta actividad, cuando todavía no tenía hijos.  Cuando Roberto cumplió 3 años y Greta 1, y a partir de entonces el restos de cumples que pasamos en Tenerife, preparamos cumpleaños con aventura o exploración. David y yo nos pasamos más de un mes acostándonos a las 12 y la 1 de la mañana, preparando el material para la aventura: gorros piratas, catalejo y remo para cada uno de l@ peques en una ocasión, unos jetpacks hechos de botes de leche en otro año, mapas del tesoro, cofre y hasta el barco. Era un encuentro en el monte, donde íbamos las familias y en cierto momento, la aventura comenzaba. Aparecía un reclutador de tripulantes de la ESA para una misión a la Estación Espacial Internacional, o aparecía el trozo de un mapa misterioso. Hubo otras ideas que quedaron en la cabeza dando vueltas y que nunca vieron la luz, pero es lo que pasa con la vida, el tiempo da para lo que da y hay muchas cosas diferentes que hacer. Yo todavía no sé elegir bien…

Nos fuimos a vivir viajando. Teníamos la idea de vivir como quisiéramos, creando nuestra propia cultura familiar. Para ello queríamos conocer a muchas personas y así, nuestro viaje comenzó compartiendo con otras furgos, con familias nuevas, en festivales, en encuentros, en quedadas e incluso en viajes sin furgo a países lejanos. Queríamos absorberlo todo, conocer qué hacían otros, cómo y porqué. Y es algo de lo que nunca te cansas, es tan interesante y rico conocer los proyectos, que te cuenten sus historias, ver sus trabajos, compartir tiempo relajado mientras se fabrica algo, se prepara la comida, se juega, se canta, se hace una hoguera. Así, desde que salimos las cosas se han ido dando e hilando en diferentes formatos compartiendo tiempo y espacio con cientos de personas en estos dos años, por lo que podría poner cientos de fotos ja,ja,ja.

Nuestro primer convoy fue uno súper especial a Portugal que seguro que recordaréis, junto a veteran@s vanlifers que nos enseñaron los primeros trucos y códigos de vivir en furgo. Luego en el camino más furgos, o jardines de casas, incluso simplemente aparcados en la calle por fuera del hogar de una familia con la que compartimos unos días, o encuentros en la naturaleza. Y a principio de año tuvimos el placer de acompañar a una familia amiga en su primer contacto con las camper, dentro de un convoy que duró varios meses entre unas familias que venían y se iban. Esto añadió un hecho a la ecuación. Cuando no tienes ni idea de campers es muy útil comenzar con alguien que controla, un peso que te quitas de encima en lo que ya supone un “todo nuevo en furgo con niños”.

Todos dirán que lo mejor de viajar son las personas que conoces. Pensamos lo mismo. Somos trocitos de momentos, emociones y personas, siendo todo esto el guión de nuestro aprendizaje y de los recuerdos para siempre en nuestra memoria.