Hace unos días en el desayuno Roberto y Greta estaban hablando de un capítulo que habían visto de Pocoyó en el que se metían en un agujero negro. Les escuché durante un rato y luego les pregunté si sabían qué era un agujero negro. “No”. Entonces les expliqué lo que era. Con palabras que ellos conocen y con efectos que ellos pueden ver de los cuales nosotros sabemos sus nombres, como con las emociones, sabéis, no? Pero con la fuerza de la Gravedad, la velocidad de la luz, etc. Se lo expliqué como nos lo explicó mi padre a mi hermana y a mi cuando éramos pequeñas. “Eso no lo entiendo, eso sí, eso no lo entiendo mucho”, son los comentarios de Roberto. Entonces Greta vuelve con lo que pasaba en el agujero negro de Pocoyó, y ahora Roberto dice: “No, no, no, porque ahora que ella ha explicado lo que es un agujero negro, ya sabemos que ESO no era un agujero negro”. La conversación siguió con agujeros de gusano cuando dijeron que querían ir ahora mismo a Tailandia…. Pero eso ya fue muy heavy, incluso para mí 😂😂
Y la foto ¿que tiene que ver?, Pues de realidades. La realidad de que no encontré ninguna foto mía hablando con los niños, porque la que saca las fotos soy yo. La realidad de que con 4 y 6 años cada uno tiene una tableta y juegan (aprenden) con ella cuando quieren. La realidad de que un día caminamos descalzos por la orilla del río y el otro leemos cuentos, vemos pelis, cocinamos, fabricamos un buzón o hacemos experimentos. Otros días no hacemos nada de nada, nos quedamos en pijama y comemos mucho. Y otros días nuestra realidad es hablar de agujeros negros en el desayuno.

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