Sin cobertura, entre dunas, cayó la noche y solo bajo la luz de la Luna nos sentamos a mirar al cielo. El sol se puso sobre el mar por el Oeste, al Norte veíamos perfectamente un aura de luz naranja que provenía de Corralejo y hacia el sur y encima en el cielo, nuestro satélite. No se veían muchas estrellas, pero divisamos Júpiter y Saturno, gracias a una de esas apps molonas del teléfono.

Como siempre cuando visualizo planetas estrellas, universo y mi papel en él, dije: “No somos nada”.

– Yo no quiero ser más – dijo rápidamente Roberto
-¿Qué quieres decir? – , pregunté sorprendida.
-Mira eso, – respondió señalando las luces de Corralejo como contaminación lumínica y consumo de energía sobre lo que habíamos hablado antes, – y el mar lleno de plástico – añadió señalando la dirección en la que veíamos la espuma de las olas iluminadas por la luna. – ¡No! ¡Yo no quiero ser más!!

Muchas veces sueltan frases así como si fueran un pequeño Buda sentado encima de una roca. Simples, que derrumban nuestra complicada construcción mental adulta.

Pues no, no quiero ser más que lo que soy, un insignificante cúmulo de polvo de estrella que salta infinitas veces riendo delante del Sol y de la camara buscando la sincronicidad familiar que no llega. Y aún así, somos este pequeño cúmulo saltando y riendo en algún lugar del universo. Y no queremos ser más que eso.

Esto es parte del Bitácora de ruta de nuestro roadtrip de Canarias a Cabo Norte  que realizamos del 13 de agosto al 1 de Noviembre de 2021. También puedes ver los vídeos aquí.

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