Cuando éramos pequeñas, mi hermana un día dijo: “quiero estudiar solfeo”. ¿Solfeo? Una niña de 6 años pidiendo estudiar solfeo… No dijo música, ni ningún instrumento que quisiera tocar, dijo Solfeo. Así que mi madre la apuntó en el conservatorio de La Laguna, en el primer curso de todos, que no se llamaba primero, sino preparatorio. El conservatorio de La Laguna estaba en una casa de esas antiguas de esta ciudad, con patio interior muy bonito y escaleras enormes de madera de esas que crujen en cada escalón (nunca podías llegar sin que se enterase nadie). Total, que ese curso mi hermana iba una hora, dos días a la semana a solfeo y mientras, yo paseaba con mi madre por la calle. Al año siguiente dije: “mamá, para pasear por la calle, mejor me voy a apuntar yo también a solfeo”. Y empecé a ir a clase también y como yo era una espabilada, me pasaron a primero, así que ya estaba con mi hermana en clase y ahí empezó nuestra carrera musical, ja, ja, ja. Cuando llegamos a segundo de solfeo nos dijeron “ahora tenéis que elegir un instrumento”. Fíjate lo curioso de la historia, ¿eh? No es que quisiéramos tocar un instrumento y por eso estudiamos solfeo,
la cabeza de mi hermana fue “al revés” y quiso aprender a leer y escribir música y lo otro vino solo.
El conservatorio de la laguna solo ofrecía piano o violín. Nosotras elegimos piano. Claro, todos conocen el piano y lo bien que suena…
Peeero, solo cogieron a l@s niñ@s hasta los 8 años y yo tenía 10, así que solo me quedaba violín y yo no quería. Así que mi padre fue al conservatorio de Santa Cruz a ver que más opciones había. Yo solo sé que volvió a casa con un instrumento enorme (el conservatorio lo prestaba los primeros años) y me dijo: “te he apuntado a violoncello”. ¡¿Qué?! ¡¿A violonqué?! No sabía ni lo que era aquello. Era un violín enooorme. “Pruebas este curso y si no te gusta, pues podemos cambiar el curso que viene”. Pero finalmente, aquello me gustó. Mis padres dicen que sonaba horrible al principio, bueno, esto solo me lo dijeron después, cuando ya sonaba bien, je, je, je. En verano probé en clases de piano, a ver si me gustaba más, pero puff, que va. Leer dos pentagramas a la vez, uno para cada mano…. Mejor me quedaba con mi chelo, je, je.
Y esta es la historia de porqué toco el violonchelo. Luego todo se complica y se vuelve más estricto… al fin y al cabo es una carrera… Después de las clases de solfeo, vienen las de armonía, y paralelamente tienes clases de canto, música de cámara, orquesta, composición, historia, piano complementario para los que su instrumento es otro…. ¡Fíjate! acabé tocando el piano ja, ja, ja. Cuando entré en la universidad, dejé el conservatorio, pensaba que no iba a poder con todo… Así que no acabé toda la carrera de música, pero casi finalicé el grado medio, lo que viene a ser unos 8 años de chelo y unos 10 años desde que empezara con las clases de solfeo que mi hermana tuvo la iluminación de querer aprender. Pero siempre fue una vía de escape, una diversión un entretenimiento entre amigos o familia, el tocar, ya fuera el piano, el chelo, la flauta o un djembé.
Cuando tocas, te metes tan dentro de esa concentración que va desde la cabeza hasta todos los pelos del cuerpo, que es como una terapia adictiva…
Más tarde toqué en la banda sinfónica de la universidad y luego nada…
Aunque para el viaje de Ligrones en Ruta el chelo no se viene, sé que es una de las cosas que retomaré en mi vida (en esta que me voy a fabricar). El tocar, el cantar, la música…
Y de repente, con esto de las redes sociales, que tiene esas cosas de reencontrarte virtualmente con personas de tu infancia, con las que ibas al cole, compartiste algún verano, un campamento o con aquella chica que tocaba el chelo contigo en la orquesta del conservatorio y que además se llamaba igual que tú… Y no solo te conecta con su perfil en la red social, sino que descubres sus proyectos y te quedas obnubilada. Os hablo de Carla Navarro.
Nos sentábamos una al lado de la otra en los ensayos y aprendimos a que nuestros arcos no se chocaran al tocar, a ir en sintonía.
También íbamos al mismo cole, aunque a cursos diferentes. Su hermana es la que iba conmigo a clase. Y fue al acabar el colegio cuando yo les pierdo la pista. Entonces al descubrirla de nuevo me llaman la atención sus proyectos: Musicoterapia, en Cuidados Paliativos Pediátricos, Música para nacer y crecer, canto prenatal, Latidos Musicoterapia…. Me pierdo entre tantas cosas nuevas que empiezo a leer e investigar rápidamente. No entiendo ¡¿cómo no conocía esto?!! pero ya comienzo a ver que esto es lo que estaba buscando, que con este proyecto es con el que queremos colaborar!! Esta chica de igual nombre que yo, además es mamá de un precioso retoño, y leo entre sus posts que ¡está terminando la tesis! Vamos, ya la conexión total!!
Todo encaja cuando leo sobre la música para acompañar el final de la vida de los niños en cuidados paliativos pediátricos, acompañamiento a prematuros y también a sus familias, y que no puede hacerse de cualquier manera. No. Solo con leerla te emocionas. Ella tiene un don, un talento. Para acompañar has de escuchar, pero ¿cómo se escucha cuando nadie habla? Eso es lo que ella oye. Lo oye, lo siente, se deja invadir emocionalmente y lo transforma en música, una música que va surgiendo de su garganta, de sus manos que tocan un instrumento.
Y esa música inspirada por las personas
y la situación que allí se encuentran,
vibra en el aire hacia los oídos, hacia la piel.
Esas notas en sintonía con la atmosfera que se respira,
transmiten cuidado y acompañan latidos,
los latidos de tu corazón.
Y así, Ligrones en Ruta encuentra este nexo de ESCUCHAR, ESCUCHARSE, seguir los latidos de tu corazón o las mariposas, pero escuchar.
Solo a través de la escucha conseguiremos esa sintonía con las personas, con la vida.
Carla Navarro tiene una compañera en esta asociación: Ana Isabel Ripa, que también lleva a cabo trabajos en la misma línea y juntas realizan este trabajo tan interesante.
➡ Así que aquí esta nuestra contribución.
Hemos sacado a la ventaunas tazas muy chulas de Ligrones en Ruta,con la colaboración de Retropot,y con cada taza destinamos 1,5€
Las puedes encontrar en nuestra tienda. Además te animamos a que mires los enlaces que te dejamos de estas dos mujeres tan impresionantes.
Te dejo aquí toda la información de estos proyectos:
Latidos musicoterapia es una Asociación sin ánimo de Lucro que utiliza la música como terapia en diferentes instituciones de la Comunidad Autónoma de Aragón. Tiene como fin desarrollar programas de intervención donde se realice atención musicoterapeútica individual y/o grupal en centros sanitarios y hospitales públicos y privados de Aragón. Así como promover la investigación de MT en el ámbito socio-sanitario de los diferentes centros y hospitales.
Para cumplir estos sueños, la asociación Latidos Musicoterapia lleva a cabo las siguientes acciones:
- Charlas informativas donde dar a conocer el trabajo desde musicoterapia.
- Sesiones de musicoterapia (individuales, grupales o familiares) en diferentes servicios sociales y sanitarios.
- Sesiones de musicoterapia (individuales, grupales o familiares) en colaboración con otras organizaciones que reúnan a personas que hayan pasado por un proceso de enfermedad, así como a cuidadores.
- Cursos de formación sobre musicoterapia en ámbitos específicos y cursos de extensión universitaria.
- Talleres, Jornadas, Congresos y Simposios de carácter científico.
También puede interesarte:
Música para Nacer y Crecer©
“Es mi proyecto personal donde, después de años de formación, acompaño el inicio de la vida desde el vientre materno.Música para Nacer: se interrelaciona el trabajo de Canto Prenatal, según el modelo de M.L Aucher y la Musicoterapia Prenatal. Ofreciendo así un modelo integrador de cuidado y acompañamiento a las futuras madres, al bebé y a las personas que acompañan estos procesos.Música para Crecer: fusiono la Music Learning Theory de E.E Gordon, la Musica in Culla® y los principios de la Musicoterapia en una atmósfera de respeto y cuidado al niño y la familia. Creando una Comunidad Sonora desde los 0 a los 5 años. Este proyecto se desarrolla actualmente en BaBoom y en El Jardín Comunidad Montessori. Si quieres saber más, puedes visitar la web:
www.musicaparanacerycrecer.com”
Fundación Porque Viven: Musicoterapia en Cuidados Paliativos Pediátricos.
“Desde hace más de siete años me especializo en los cuidados paliativos pediátricos. He acompañado el final de la vida de los niños y sus familias de la UCPP del Hospital “Niño Jesús” de Madrid. Ellos, me enseñaron lo que es vivir. Ahora, en Zaragoza, estamos trabajando con la nueva Unidad que se ha creado en el Hospital Materno-Infantil “Miguel Servet”. Nuestro propósito es llenar de música sus vidas.”
Méceme – Música y Musicoterapia
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